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Archive for enero 2009

Cualquiera que se vea en la necesidad de defender «la no presencia» del Apostol Santiago en España, haga lo que haga, siempre tendrá frente a él, como una muralla, la tradición que dice que “Santiago entró por Cartagena a la vieja Hispania para predicar el evangelio”.
Investigadores, historiadores, estudiosos en definitiva del asunto, si hace años creían firmemente esta tradición ahora dudan; si antes dudaban ahora niegan, pero a los que creen desde siempre en la tradición ni unos ni otros podrán convencerles con sus planteamientos, no ya de si el apóstol entró por Cartagena, de si estuvo,o no, en España,e incluso de si sus restos reposan en Compostela.
Nadie, absolutamente nadie, puede negar o afirmar que el apóstol Santiago estuvo en España, ni siquiera la Iglesia católica lo ha hecho. Este podría ser el cierre del delima, pero aún queda mucho por explicar sobre el Santo Apóstol. La vida pública de Santiago es casi desconocida; únicamente sabemos de él lo poco que han dejado escrito los evangelistas que a veces lo nombraban en actos relacionados con la vida de Jesus. San Mateo en su evangelio escribe que caminando Jesús junto al mar de Galilea y después de decir a Pedro y Andrés “venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres”, “pasando más adelante vio a otros dos hermanos, Santiago el del Zebedeo y Juan, su hermano, que en la barca con Zebedeo, su padre, componían las redes, y los llamó. Ellos, dejando la barca y a su padre, le siguieron”.
El único apóstol que dejó escrito que vendría a España a predicar el evangelio de Cristo fue san Pablo. Cuando en su segunda estancia en Corintio escribió la epístola a los Romanos tenía el firme propósito de encaminarse a España. Lo dice el apóstol (15 28):”Una vez cumplido este oficio, (se refería a una colecta que habían hecho en Macedonia y Ácaya en beneficio de los pobres de Jerusalén) cuando entregue este fruto, pasando por vosotros, me encaminaré a España, y se que yendo a vosotros iré con la plenitud de la mención de Cristo”. Pablo tenía el propósito de predicar la fe en el Occidente, en España, y para ello el camino era Roma, donde podía recoger informaciones sobre la nueva tierra que se proponía evangelizar. ¿Conservaría esos propósitos en los años de su prisión y la realizaría cuando fue puesto en libertad?. Muchos dicen que sí, creyéndose apoyados por testimonios de algunos Padres.No obstante según las epístolas de la cautividad y las pastorales, san Pablo volvió a Oriente, estuvo en Éfeso, en Creta, en Ácaya y luego volvió a Roma donde murió decapitado durante el imperio de Nerón.
Durante siglos gran cantidad de historiadores se han basado en un libro de san Isidoro para afirmar la venida del apóstol Santiago a España, se trata “Del nacimiento y muerte de los Padres”, que contiene 86 biografías de los más ilustres personajes del Antiguo y Nuevo Testamento, empezando por Adán, patriarcas, reyes, mujeres importantes, apóstoles, evangelistas y varones apostólicos. Las biografías son muy cortas y alguna de ellas no ocupa ni diez líneas. Este tratado atribuido a Isidoro fue escrito en torno al año 600. Durante mucho tiempo se ha discutido la autoría del tratado, no faltando estudiosos que negaron de plano la paternidad isidoriana. Quizá la razón más profunda y eficaz es el hecho de que en este libro se afirma la predicación de Santiago en Hispania y se le da como sepultado en un lugar y en unas circunstancias que parecen aproximarse o recordar de cerca la denominación tradicional del punto del descubrimiento de su sepulcro, que tuvo lugar dos siglos después de la fecha en que hay que situar esta afirmación. Resumiendo, que san Isidoro sabía y lo dejó escrito 200 años antes, que Santiago estaba enterrado en Compostela.
Hay que ser muy crédulo para admitir esto. Hay que advertir que a menudo aparecen algunas piezas atribuidas nominalmente a Isidoro. El estudio cuidadoso de las mismas suele revelar que se trata de fragmentos, primero extraídos, y luego manipulados de obras autenticas de san Isidoro y de otros grandes escritores. Dígase otro tanto de diversos himnos conservados en el “Liber Hymnorum” visigodo que por la calidad de la composición o por el tema contado han sido puestos por investigadores recientes bajo el nombre de Isidoro. Ya en tiempos de Braulio, arzobispo de Zaragoza y alumno predilecto de san Isidoro, se habían producido modificaciones en el texto del libro que comentamos “Del nacimiento y muerte de los Padres”. Es posible que una primera versión prestara atención casi exclusiva a los personajes del Antiguo Testamento, pues incluso en las versiones amplificadas la obra es incompleta y desequilibrada. En cuanto al problema de las menciones de Santiago, no está satisfactoriamente resuelto, y tampoco es sostenible pensar que la noticia salió de la pluma de Isidoro en la forma que la leemos nosotros. Aun en vida de san Isidoro ya se copiaban parte de sus obras y se añadían párrafos de autores o copistas desconocidos. Los problemas planteados acerca de los orígenes de la cristianización de la península Ibérica han consistido esencialmente en desbrozar el hecho histórico de la leyenda piadosa. Ya se ha dicho que la Contrarreforma calificó de “tradición” la venida de Santiago. Más tarde el padre Florez en su “España Sagrada” (iniciada en 1747) atacó con asombroso aparato erudito “esta tradición acerca de la venida de Santiago a España, que, aunque durante siglos arraigase profundamente entre los españoles y se convirtiese en una tradición nacional, no está comprobada históricamente”, y que los historiadores modernos (P. Zacarías García Villalba) no aceptan como realidad histórica.
El historiador D. Ramón Menéndez Pidal, en su monumental “Historia de España”, cree “que no se puede afirmar categóricamente la predicación de Santiago en nuestra península; no existen datos suficientes para probarla, antes bien, las razones en contra, deducidas del silencio de la literatura eclesiástica hispana y gala de los siglos V y siguientes, y las obtenidas de Apolonio, Clemente Alejandrino, san Pablo, Inocencio I, de las Actas Apócrifas de Santiago el Zebedeo, etc., obligan a advertir que todas las afirmaciones de la venida de Santiago tropiezan con dificultades insalvables”. Puede añadirse que la tradición nacional que sostiene la creencia, no se testimonia ciertamente más que desde el siglo VIII, o a lo sumo el VII, puesto que los datos anteriores son dudosos. Debe indicarse que, según los datos estrictamente históricos, la venida de Santiago a España y su predicación no son ciertas. Negada históricamente la venida de Santiago y su predicación, no hay lugar a estudiar el problema de la aparición de la Virgen en Zaragoza, que cae naturalmente por su base; aparte de que este punto es negado por autores que admiten como cierta la venida de Santiago.
La tradición del Pilar no se inicia hasta el siglo IX en que como dice el jesuita padre García Villalba comienza a despuntar. Hay además un importante anacronismo histórico en la erección de un templo en aquel lugar, ya que hasta tres siglos después, siglo IV, no fue permitido a los cristianos la erección franca y pública de templos por la ley impuesta por el emperador Constantino el Grande, que hizo del Cristianismo la religión oficial del Imperio romano. En la iglesia visigótica, la creencia de la predicación de Santiago era al parecer general como se desprende de textos del “Oficio Gótico”, atribuido a san Isidoro y san Julián. Estos son los versos que nos hacen recordar a la madre de los Zebedeo:

“Los fuertes hijos del tronante rayo cumplida ven la súplica materna de ocupar en la cumbre de la gloria, junto al hijo de Dios sillas excelsas; Juan, con su diestra sola, rige el Asia y de España, su hermano se apodera”.


De los últimos versos se desprende que Juan, evangeliza Asia, el Asia Menor, por supuesto, y que su hermano Santiago de España se apodera, o sea que predica en ella. Nada que objetar a lo expuesto por la libre imaginación del poeta. Surge entonces la pregunta: ¿cuándo se incluyeron estos versos en el Oficio Gótico, Visigótico, Isidoriano o Mozárabe?, ya que con esos nombres ha sido conocido en el tiempo. El Oficio Isidoriano era “el rito primitivo español usado en un principio en las Galias, África y España, el cual trajeron los primeros evangelizadores a las regiones occidentales, completado después con las nuevas necesidades de la península Ibérica”. Este oficio fue adoptado en toda España en el IV Concilio de Toledo, año 633, y presidido por san Isidoro, con lo que la Iglesia española quedaba unificada con una liturgia especial llamada “isidoriana” y que se diferenciaba de la usada en Roma, ya que habían seguido caminos distintos. En general, se puede observar que el español había conservado más elementos del primitivo, el auténticamente apostólico, que del romano. Es erróneo denominarlo rito isidoriano, ya que no fue compuesto por san Isidoro, que solo fue su corrector, ampliador y reformador. Se le llama visigodo o gótico por cuanto fue declarado oficial y generalizado en lengua visigoda. Este rito lo conservaron después los cristianos sometidos a los árabes, denominados mozárabes, y por eso se llama “mozárabe”. En tiempos del rey Alfonso VI, fue admitido el Rito Romano en España, por orden del Papa Gregorio VII (1073 1083) que con su reforma eclesiástica conseguía la centralización de toda la Iglesia bajo el mandato del Sumo Pontífice. Pero en España junto al Rito Romano, el Gótico o Mozárabe siguió empleándose en conmemoraciones especiales, y aún hoy se hacen Misas por el Rito Mozárabe. Todo esto nos vuelve al principio; a los famosos versos. ¿Cuándo se incluyeron?. En los 1.400 años que han discurrido, en cualquier momento, ya que el rito gótico ha experimentado infinidad de cambios acorde con los tiempos por los que discurría. La más venerable, amada y eficaz de las tradiciones españolas habla de la prodigiosa traslación del cuerpo del apóstol Santiago a tierras de Galicia. Esta tradición, aparte su misma eficacia y poder expansivo está apoyada en testimonios muy valiosos, aunque ninguno contemporáneo de los hechos, esto es, no lo fue por ningún testigo presencial, sino escrita varios siglos después. Es difícil de explicar históricamente la traslación vía marítima a España de los restos del apóstol martirizado por el rey Herodes Agripa. En el siglo IX se verificó la milagrosa invención de las reliquias, pero este descubrimiento es debido, sin duda, a la existencia en aquellos lugares de una tradición constante sobre la presencia de los restos del “hijo del trueno”. Los últimos descubrimientos arqueológicos, en la década de los años sesenta del siglo XX, lo fueron de una necrópolis cristiana del siglo V,los restos de una pobre iglesia que construyó el rey de Asturias, Alfonso II El Casto, en el año 813.
Según la leyenda, se tiene por cierto que a principios del siglo IX, un ermitaño llamado Pelayo, vio resplandores extraños al pie del monte Libredón, y que el obispo Teodomiro, con gran sequito y guiado por una estrella, halló el 25 de julio de uno de los años 812 o bien 813, una cueva, en la que yacían en sepulcro de mármol blanco los restos de Santiago y de sus discípulos Atanasio y Teodoro, mandándose por el rey Alfonso II que se levantase una iglesia en aquel sitio, alrededor del cual se fue edificando la actual ciudad de Santiago de Compostela, en la que con toda devoción se venera al santo apóstol.
A partir de ese momento las peregrinaciones a Compostela, que aún continúan, ha sido uno de los fenómenos más sobresalientes de la Cristiandad. Pero si analizamos esta tradición nos encontraremos con una leyenda llena de maravillas, donde destacan los extraños resplandores del lugar, la estrella que guía hasta el sitio exacto a los visitantes y sobre todo la clarividencia y conocimientos científicos del obispo Teodomiro que certifica instantáneamente que aquellos huesos pertenecen sin ninguna duda, no a un hombre que vivió en el siglo I, sino que eran del mismísimo Santiago. Demasiado bello, demasiado poético, para ser cierto e histórico. Santiago “Matamoros”, “Santiago y cierra España”, ¿de qué “color era el caballo blanco de Santiago”?. Estas tres frases tienen siglos de existencia y emanaban de la más célebre batalla que las huestes cristianas dieron a los árabes durante la Reconquista: la famosa batalla de Clavijo, donde el apóstol Santiago luchó con los cristianos montado en un caballo blanco. Cuentan las crónicas “que habiendo el emir de Córdoba, Abderramán, en el año 844, exigido al rey Ramiro I el ominoso tributo de las cien doncellas, consentido por Mauregato, el Rey, en Consejo con los magnates decidió rechazar tan vergonzosa exigencia y todo el reino cristiano se preparó para la lucha. Vencidas las armas de Ramiro por el numeroso ejército moro en una primera batalla, cerca de Albelda, el Monarca se retiró con sus huestes a un collado denominado Clavijo. Apesadumbrado el rey, dudaba si volver a presentar batalla al moro, cuando tuvo un sueño durante la noche en el que el apóstol Santiago le animó a combatir de nuevo al día siguiente, prometiéndole aparecer él mismo en la batalla, montado en blanco corcel y con bandera blanca en la mano. Comunicó Ramiro el sueño a los obispos y magnates, y éstos al Ejército, transformando la fe a este casi desmoralizado puñado de cristianos, en hueste valerosa y aguerrida, e invocando a Santiago, se lanzaron a la lucha. Y cuenta la tradición que montado en banco caballo y con blanca bandera en la mano, tal como había prometido en sueños al rey Ramiro, el Apóstol apareció durante la batalla, peleando en las filas cristianas, siendo tan terrible la derrota sufrida por los infieles, que fueron muertos 70.000 en el campo y el resto del ejército huyó hasta Calahorra. En conmemoración de este notable y milagroso hecho de armas, Ramiro instituyó el llamado “Voto de Santiago”, por el que “España, en agradecimiento de la ayuda sobrenatural, ofrece anual y perpetuamente a la iglesia de Santiago, las primicias de la cosecha y vendimia y parte del botín que cogiese a los moros”. Sin duda es ésta una bonita historia de corte medieval, aunque parece casi imposible que quedaran muertos en el campo de batalla 70.000 infieles, cuando los ejércitos de entonces los formaban unos pocos cientos de soldados. Como ejemplo, consideramos que en el año 1346, 500 años después de los hechos, el mayor ejército nunca visto fue en Francia con 13.000 hombres. En Clavijo, un lugar de la provincia de Logroño, tuvo lugar la aparición de Santiago a las tropas asturianas, y con su presencia y acción, les ayudó a ganar la batalla que habían emprendido contra el ejército de Muza, rey de Zaragoza. Este hecho que ha tenido a lo largo de los siglos defensores y atacantes, ha quedado demostrado, de una vez para siempre, como puramente legendario, y ningún historiador lo admite hoy como real. La leyenda de la “Batalla de Clavijo” añade que el rey asturiano liberó a su pueblo del tributo de las cien doncellas, que se daba al emir de Córdoba desde el reinado de Mauregato (783 789), la tradición califica este tributo concertado con los musulmanes de vergonzoso.


Digno de especial estudio es el santuario de Santiago, en particular lo que se refiere al “privilegio del voto o voto de Santiago”. Se supone que Ramiro I, en 844, en agradecimiento al apóstol por la ayuda que le prestó en la batalla de Clavijo, hizo voto de entregar cada año una cantidad de trigo y vino, que más tarde se transformó en dinero en metálico. Según parece, el famoso documento de Ramiro I, en que consta este voto, y por consiguiente el voto mismo, no es autentico. Queda con todo en pie el hecho de que desde tiempo inmemorial los reyes establecieron la costumbre y tomaron sobre sí la obligación de hacer la “ofrenda nacional”, que todavía se sigue cumpliendo en nuestros días. Pero volvamos a la pregunta inicial. ¿Estuvo el apóstol Santiago en España?. Para empezar a contestar debemos apoyarnos en las fechas que marca el calendario romano y que han sido reconocidas como correctas tanto por los historiadores como por la Iglesia Católica. Jesucristo muere el año 30 de nuestra Era y los apóstoles permanecen doce años en Palestina predicando el evangelio, sin ninguna salida al exterior. En el año 42 se produce la persecución de Herodes Agripa, la muerte de Santiago y la dispersión de los apóstoles por distintos países, entre ellos san Pedro que va a Roma. Si esto es así, a Santiago no le dio tiempo de venir a España, si siempre estuvo en Palestina. En la primera epístola de san Pablo, “A los Romanos”, escrita el año 57, o sea 15 años después de la muerte de Santiago, éste expone su deseo de venir a España, lo que es significativo de que nadie había venido a estas tierras. No sabemos si él vino, al parecer no. Aunque también existe la incógnita de si fue cierto que san Pedro consagró obispos a siete varones apostólicos con la misión de que evangelizaran España y Francia. ¿Cuál es el dictamen oficial de la Iglesia sobre la venida de Santiago?. Ya ha quedado expuesto: se trata de una tradición piadosa y cristiana, pero una tradición, sin profundizar más. El pueblo mantenía la fe, las costumbres cristianas, respetaba los ritos y cumplía todo aquello que se le ordenaba. No era por tanto el momento de profundas investigaciones, y como con el transcurso de los siglos la devoción a Santiago se iba incrementando, era más fácil dejar las cosas como estaban. La palabra “tradición” tomó carta de naturaleza y desde los investigadores y eruditos al pueblo, siempre se dice:…”según la tradición…”. Y así hemos llegado al día de hoy. En esta historia solo hay una cosa cierta. Que se ha hecho realidad el célebre verso del Oficio Gótico “y su hermano (Santiago) de España se apodera”. Este verso fue como una premonición, un adivinar el futuro del santo en la devoción de los españoles. Santiago es para nosotros el más importante de los apóstoles. Patrón de la Caballería española; una Orden militar con su nombre, la de Santiago, fundada el año 1170; patrón del Ejército español, patrón de España y en el ámbito religioso centro internacional de peregrinaciones a Compostela a través del histórico Camino de Santiago, así como cientos de pueblos que lo tienen como Patrón tanto en España como en América. Sin lugar a dudas el apóstol Santiago se apoderó de España.
Como ya se expuso en una entrada anterior,Ramiro no peleó en Clavijo. Se guerreó, sí, en los cerros que hoy reciben aún tal nombre, pero en los días de Ordoño I y no contra el emir de Al-Andalus, sino contra el moro Muza-Tercer rey de España, como orgulloso se hacía llamar por los suyos». «Ni peleó Ramiro I en Clavijo, ni redimió el también legendario Tributo de las Cien Doncellas, tan fingido como la mágica jornada en que se hizo al Apóstol pelear en un caballo blanco contra los sarracenos»
Lo importante no es si Santiago estuvo en España,si los restos que se encuentran en Compostela son los del Apóstol, ni si Santiago prestó ayuda a los cristianos en Clavijo. Lo esencial, es la dimensión espiritual del Camino, y la desesperada resistencia de aquellos cristianos ante un enemigo muy superior y dispuesto al exterminio. El Camino de Santiago mantuvo a España unida a Europa, y la FE en El Hijo del Trueno, les hizo fuertes.

Fuente:lalanzada.net

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Aunque parezca más propio del medievo, la plaga de chinches que, desde el inicio del verano de 2007, afecta a los albergues del Camino francés ya comienza a extenderse a otros trayectos de la ruta. El problema que desde hace dos años se incrementa de forma imparable ya se ha convertido en algo cotidiano.La principal hipótesis apunta a que la plaga comenzó en Francia y que los peregrinos franceses (ésto ,en contra de lo que muchos pudieran pensar,no lo digo yo,se publicó en El Pais de fecha 19 de Septiembre) la han extendido por medio de sus ropas y mochilas.

Los chinches pueden viajar,es más yo diría que hasta les gusta, en cualquier lugar por insignificante que parezca ,al mismo tiempo que gozan de una gran capacidad reproductora.Una vez depositadas la liendres en las colchonetas y mantas de los albergues,solo es cuestión de tiempo.La humedad,junto con el calor corporal del peregrino o peregrinos son un caldo de cultivo immejorable para su reproducción.La Rioja, Burgos y León son las zonas más afectadas, pero ya se registran problemas en la Vía de la Plata, el Camino del Norte o el Primitivo.Se calcula que hasta un millón y medio de chinches pueden llegar a hospedarse en una colchoneta.
Este parásito de entre 1 y 5 milímetros puede convertirse ,de hecho ya se convirtió,en una auténtica pesadilla para el peregrino,no tanto por su picadura sino por el saber que están ahí y que pueden atacar.Los chinches se alimentan de sangre humana, la cual obtienen tras su picadura en la piel;pero no es esa su única «cualidad» ya que además a su vez producen una serie de sustancias alérgicas que se inhalan fácilmente durante el sueño.

La plaga, no es patrimonio exclusivo de los albergues,de hecho ya esta afectando incluso a hostales y pensiones en Galicia.Tres albergues públicos infectados (Fisterra, Triacastela y Portomarín) han sido cerrados y se ha fumigado el de Melide. Algunos peregrinos,por suerte los menos,optan por el abandonado del Camino y en algunos foros,incluso, se recomienda no hacerlo.
¿Que podemos hacer los peregrinos para erradicar esta plaga? La respuesta tristemente es «muy poco o nada»;pero si podemos en alguna manera impedir su propagación.Evitemos por todos los medios introducir prendas húmedas en nuestra mochila.Vaciémosla tan pronto como nos sea posible y expongamos al aire y al sol todo su contenido,la sequedad y las altas temperaturas son uno de sus peores enemigos .

En vista de la ineficacia ,demostrada hasta la fecha,ante las medidas de caracter individual tomadas,desde mi punto de vista no queda otra solución que no sea la de proceder al CIERRE TEMPORAL DEL CAMINO,en su totalidad,por un periodo de diez o quince días,en los que se procedería a la fumigación de todos y cada uno de los albergues al mismo tiempo;pese a la resistencia que la idea pueda provocar entre ciudadanos,comerciantes y hosteleros.

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El faro desde el monte Facho


Fisterra

FISTERRA


El Cabo Finisterre ha sido considerado desde la historia remota como el punto más occidental de Europa y por lo tanto, el Fin del Mundo. La mítica leyenda del término de la Tierra y del comienzo del Mare Tenebrosum, en el cual habitarían inimaginables monstruos o incluso se encontraría el paraíso, originó todo tipo de especulaciones sobre el más allá y motivó la visita de peregrinos de todas las condiciones y credos.


Puesta de Sol

La Historia cuenta la fascinación que este lugar despertaba en todos aquellos que visitaban el Fin del Mundo. Los celtas nerios ya rendían culto al Astro Rey en un ara situada en el Monte Facho. Siglos más tarde, el general Décimo Junio Bruto «El Galaico», primer romano en pisar esta tierra, se espantó al observar cómo el mar engullía al sol.
Desde el descubrimiento en la Edad Media de la tumba del Apóstol Santiago, la visita al Fin de la Tierra se convirtió en término de la peregrinación jacobea a Compostela, una vez cumplida la adoración del sepulcro del Apóstol: Los peregrinos continuaban el camino hasta Fisterra para venerar la imagen del Santo Cristo, las reliquias de San Guillerme, y el Fin del Mundo tal como entonces era conocido.


En el alto del Monte Facho

La afluencia de visitantes con trasfondo religioso, entre ellos muchos personajes célebres, era tan numerosa que en 1479 se tuvo que construir un hospital de peregrinos. Actualmente, Fisterra sigue acogiendo diariamente a miles de personas que llegan por motivos espirituales o, sencillamente, por el gran espectáculo de la inmensidad oceánica desde la tradicionalmente considerada punta más occidental de Europa.
El rico pasado histórico de Fisterra se conserva en la marinera capilla de Bon Suceso, del siglo XVIII, y en el Castillo de San Carlos del siglo XVII, construido para defender el puerto de los alternos ataques realizados por los ejércitos de Inglaterra y Francia. La villa del Fin del Mundo ofrece también el ocio de la turística playa de Langosteira, las desconocidas playitas de Riveira y Corbeiro, el solitario arenal atlántico de Mar de Fóra y el espacio natural del Cabo Finisterre.


Stª Mª de las Arenas

En la carretera que conduce hacia el Faro se encuentra el Crucero y la Iglesia de Santa María de Fisterra, de base arquitectónica del siglo XII, declarada conjunto histórico-artístico en 1985. El interior posee un ingente patrimonio etnográfico, del cual destacan una estatua sepulcral yacente del siglo XV y los retablos de Nosa Señora de Fisterra, de Francisco de Antas, maestro de obras de la Catedral de Santiago en el siglo XVII. Pero notablemente, centra toda la atención el retablo del Cristo de la Barba Dorada de Fisterra, talla de Romai del siglo XIV, de idéntica factura a la existente en Ourense: el Cristo da Barba Dourada es objeto de devota veneración en la comarca, siendo el protagonista de la mayor festividad de Fisterra, la Semana Santa.


Faro ,a la puesta del Sol

Naturaleza y leyenda son inseparables en Fisterra.En el promontorio de los celtas nerios -como denominaron los romanos a la península del Fin de la Tierra- la leyenda, la naturaleza y la historia conforman una unidad homogénea desde el inicio de nuestra era.
En aquel tiempo, vinculado a la ciudad de Duio, se emplazaba en el Monte Facho el » Ara Solis » o altar en el que los nerios realizaban sus ofrendas y ritos en honor del sol. Este fue precisamente el lugar escogido por San Guillerme para vivir su existencia eremítica. Cerca de su morada, las parejas estériles copulaban en una piedra siguiendo el rito celta de la fertilidad.
El Cabo de Finisterre es también uno de los más peligrosos puntos en el mundo para la navegación. El Petonciño y la Centola han destrozado en trágicos naufragios a naves de todo tamaño y nacionalidad que seguían un rumbo equivocado, o que nada podían hacer en la lucha contra los caprichos de un Atlántico embravecido.


Posible emplazamiento del «Area Solis» en el Monte Facho

Fisterra es el lugar del mundo que más historias puede contar. Desde el tráfico constante del comercio celta con el mediterráneo hasta grandes catástrofes marítimas; desde los horribles monstruos que moraban en el Mare Tenebrosum hasta las célticas expediciones en busca del paraíso; desde el fascinante culto al sol hasta las más violentas y temibles tempestades…


Puesta de Sol con «la Centolla» al fondo


MUXIA

Escritos del año 572 ya sitúan el territorio de Muxía circunscrito a la diócesis de Iria Flavia a través del Monasterio de Moraime. Este monasterio y el Santuario de Nosa Señora da Barca, al que llegaban los peregrinos después de pasar por Santiago, fueron claves en la historia del lugar.

La comarca fue arrasada sucesivamente por normandos y musulmanes a principios del Siglo XII. Pocos años después, y gracias al interés del rey Alfonso VII, la comarca sería repoblada con gentes provenientes del vecino Cereixo.


Iglesia de Stª Mª de la Barca

Llegamos al puerto, verdadero motor económico de la población. En alguna de las tascas que allí se encuentran podremos degustar la buena gastronomía local, antes de subir al Santuario de Nosa Señora da Barca. Camino al santuario, en la ladera de Monte Corpiño, haremos una parada en la iglesia de Santa María.
La Iglesia de Santa María fue construida en el siglo XII. De una sóla nave con cubierta de madera a dos aguas, está dividida en tres tramos por arcos transversales apuntados. Conserva su puerta románica y algunos interesantes elementos ojivales. El abside rectangular está comunicado a través de un gran arco triunfal.


Puesta de Sol en Muxia

La fachada está formada por arquivoltas apuntadas. En el tímpano liso hubo un relieve que representa a la Virgen y el niño, y que hoy se puede contemplar en el interior, en el que además podemos ver la capilla del Rosario. Construida en el siglo XIV, tiene forma rectangular y esta cubierta con bóveda de crucería.
Continuamos nuestra subida para llegar a otro de los puntos claves de esta bella costa: el Santuario de Nosa Señora da Barca, final de etapa de los peregrinos que, despues de visitar al apóstol, se dirigían a estas tierras del Finis Terrae para rendirse al pie de la Virgen y contemplar unas curiosas piedras llenas de leyenda.


Iglesia de Stª María

El Santuario de Nosa Señora da Barca, es un edificio de culto construido para cristianizar una lugar donde se realizaban cultos paganos por los antiguos celtas. La primera ermita fue construida en el siglo XII y cobra gran importancia por el hecho de ser final de etapa de los peregrinos que, despues de visitar al apóstol, se dirigían a estas tierras del Finis Terrae para rendirse al pie de la Virgen y contemplar las curiosas piedras en el lugar en las que, según la leyenda, se le apareció al Apóstol Santiago para darle ánimo en su intento por cristianizar estas tierras del noroeste penínsular.

El templo actual de estilo barroco fue construido a principios del XVIII gracias al donativo de los Condes de Maceda, cuyas cenizas se encuentran en unos sepulcros dentro de santuario.
Su planta es de cruz latina. En su interior, destaca el retablo barroco obra del escultor Miguel de Romay. En él aparecen representados los doce apóstoles rodeando al camarín donde se encuentra la Virgen de la Barca, que goza de una gran devoción.
El culto a las piedras está muy desarrollado en la zona. Según la leyenda la Virgen llegó en barca: la vela (a Pedra de Abalar), el barco (A Pedra dos Cadrís) y el timón (Pedra do Timón) son los restos de piedra de la embarcación que merecen la pena ser visitadas.


Pedra «dos cadrís»

A Pedra de Abalar es un megalito de 9 metros de largo y un espesor medio de 30 centímetros que tiene la curiosidad de que se balancea (abala) cuando las gentes se suben en ella, emitiendo un ligero sonido ronco. La tradición cuenta que este movimiento se produce cuando las personas que se suben en ella son inocenteas de pecados. Otra leyenda es que se mueve sola para avisar de los peligros de los temporales en el duro invierno. En uno de ellos, en 1978, se desplazó ligeramente, además de romperse una parte de ella. Posteriormente, fue colocada en su antiguo emplazamiento y en la actualidad es visitada por miles de romeros que acuden todos los años.
A Pedra dos Cadrís tiene forma de riñón y es el resto de la barca de la Virgen. Según la costumbre, los romeros deben de pasar nueve veces bajo ella para curar sus dolencias reumáticas y de riñones. Debajo de esta piedra fue encontrada la imagen de la virgen, que fue transladada a la iglesia parroquial, desapareciendo de esta y volviendo a su lugar de origen, construyéndose allí el santuario.

Pedra «da abalar»

Durante la segunda semana de Septiembre, en los alrededores del santuario y en la villa de Muxía tiene lugar una de las romerías más antiguas y concurridas de Galicia: la Romería da Nosa Señora da Barca .
Si aún nos queda tiempo,no estaría demás hacer una visita al Monasterio de Moraime .La iglesia románica de San Xiao de Moraime, construida en el siglo XII y declarada conjunto histórico-artístico, es el resto de un antiguo monasterio benedictino, clave para entender la historia de Muxía. Las donaciones de Alfonso V en el año 1119 ayudaron a levantarla en el mismo lugar donde existía una antigua ermita que habían arrasado primero los normandos y más tarde los musulmanes.


Interior de la iglesia de San Juan de Moraime

Contruido sobre una antigua necrópolis romana, tiene planta basílica con tres naves y tres ábsides, de los que el central es rectangular. La nave central está dividida en cinco tramos mediante arcos de medio punto.
La decoración de la fachada presenta unos rosetones y pequeñas ventanas románicas que flanquean el pórtico principal que se adapta al relieve del terreno, dando una ligera impresión de desequilibrio. En la portada podemos destacan las figuras de las arquivoltas que rodean al salvador y que nos recuerdan algo al Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago. Por la puerta del muro sur se accedía al antiguo monasteiro. En ella aparece una representación de la última cena.
En el interior del muro norte se descubrieron unas antiguas pinturas representativas de los siete pecados capitales y la muerte. Cercana a la iglesia, la casa rectoral construida en el siglo XVIII, ayuda a formar un interesante conjunto monumental.
En la excavaciones realizadas han aparecido restos de una fuente romana y de una antigua necrópolis.

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Peregrinos llegando al Alto del Pollo

El Camino es una torre de Babel, donde un solo gesto, una mirada, una sonrisa, un ‘buenos días’, te hace comprender que todo es posible, con la voluntad y el sacrificio necesario.
La espiritualidad, es una parte fundamental del Camino,donde en cualquier recodo te puedes encontrar con pequeños «hitos»,realizados por esos peregrinos que al igual que tú, sintieron la necesidad de expresar de una forma humilde y sencilla, sus sentimientos y vivencias ,bién con pequeños ramos de flores,con sus propias pertenecias, por medio de cruces o con guijarros cuidadosamente apilados.
La filosofía del Camino, te enseña a cuidarte, a cultivarte en todos los sentidos, a no mirar de lado ante los problemas de los demás.
El peregrino es solidario, sí, no se podría concebir de otra forma el Camino;por ello pensamos, en ocasiones, lo difícil que tuvo que ser para esos peregrinos que desde siglos atrás nos precedieron, para los que los cruceiros y las espadañas de las pequeñas iglesias de las aldeas eran algo más que un referente .

Poyo de Roldán
Cerca de Nájera hay monte llamado el Poyo de Roldán. La leyenda dice que Roldán llegó hasta aquí para liberar a unos caballeros cristianos encerrados por el gigante Ferragut. Roldán subió a este monte y desde allí lanzó una piedra que descalabró al gigante. Otra versión dice que el poyo es la piedra que lanzó.

Santo Domingo de la Calzada
Para la mayoría de los peregrinos rendir devoción a Santo Domingo, el santo constructor del Camino, es básico en su penitencia jacobea. En el interior de la catedral hay dos cosas que llaman la atención: el sepulcro del santo y un gallinero de madera y cristal donde aguantan a duras penas un gallo y una gallina. Las aves recuerdan el más famoso milagro del santo: «Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada».

San Juan de Ortega
En vista de los percances sufridos por los peregrinos en los tenebrosos Montes de Oca, San Juan de Ortega, discípulo de Santo Domingo, decidió levantar un santuario en pleno monte para ofrecer asilo material y espiritual a todos los viajeros jacobeos. En la iglesia se reproduce todos los equinoccios un fenómeno maravilloso pero real: cuando la iglesia está a oscuras, el último rayo de sol entra por un pequeño ventanal e ilumina un capitel con las escenas de la Anunciación, la Natividad y la Adoración.

Burgos
La catedral de Burgos es uno de los monumentos góticos más grandiosos de España. En el interior del templo resalta entre tanta riqueza artística la milagrosa imagen del Cristo de los Agustinos. A este Cristo de Burgos «medio humano» se le atribuyen numerosos milagros.

Monasterio de San Antón
A las puertas de Castrojeriz está este conjunto gótico del XIV con reminiscencias románicas. El Camino pasa por debajo de sus arcos ojivales. A los frailes se les tenía por curanderos milagrosos pues sanaban a los peregrinos del llamado Fuego de San Antón (una especie de gangrena extendida por Europa en los siglos X y XI) con el simple toque de un báculo con forma de tau (símbolo templario).

Frómista
A la orilla del Canal de Castilla se levanta esta pequeña villa cuyos orígenes se remontan a la Frumesta romana. Es importante porque en ella se levanta San Martín, la iglesia románica considerada como uno de los ejemplares más perfectos de este estilo.

Villalcázar de Sirga
A medio camino entre Frómista y Carrión de los Condes, en pleno Camino de Santiago, está Santa María la Blanca, perteneciente a una encomienda templaria. Es un imponente templo que guarda la Virgen de las Cántigas, así llamada porque aparece en varias de las cántigas que recopiló Alfonso X el Sabio.

Sahagún
El Codex Calixtinus describe Sahagún como una villa «llena de toda clase de prosperidades» y localiza aquí algunas leyendas carolingias (los caballeros clavaron en el suelo sus lanzas y de éstas brotaron ramas). En el siglo X se construyó un monasterio que Almanzor se ocupó en arrasar. Alfonso VI (enterrado en él) lo traspasó a los monjes de Cluny. La abadía fue la más importante de la península; tenía jurisdicción sobre 90 monasterios y privilegios similares a los de Cluny. El hospital existente en la abadía disponía de 60 camas y era famosa la hospitalidad con que se atendía a los peregrinos. En el siglo XV, Sahagún disponía de cuatro hospitales más y fue el foco más importante del románico mudéjar.

León
Aymeric Picaud escribió que León era «ciudad sede de la corte real, llena de todo tipo de bienes» y recomienda la visita al venerable cuerpo de San Isidoro. La ciudad es toda ella un museo de arte en el que destaca la catedral, obra maestra del gótico español, inspirada en las catedrales francesas de Reims y Amiens. En la fachada hay una efigie de Santiago peregrino sobre una columna desgastada por el roce de las medallas y rosarios de los peregrinos. En el interior destacan las vidrieras de colores que suman casi 1.800 metros cuadrados. Entre dos columnas hay una piedra muy original: los delincuentes que la tocaban antes de ser prendidos tenían garantizado un juicio justo e incluso el perdón.

Puente de Órbigo
El puente sobre el río Órbigo (s. XIII) es uno de los más famosos de la ruta. Pero no son sus 19 arcos los que le han dado la fama sino un lance protagonizado por el caballero Suero de Quiñones en el año 1434. Rechazado por una dama, el tal caballero lavó la afrenta desafiando a cuanto caballero quisiera cruzar el puente, y juró que de allí no se movería hasta no haber quebrado 300 lanzas. Las justas duraron un mes y al terminar marchó en peregrinación a Compostela a dar gracias al Apóstol. Le ofreció una gargantilla de plata que aún adorna el busto de Santiago el Menor. Desde entonces el puente se llama del Paso Honroso.

Peregrinos en la plaza de Platerias en espera de la Compostela

Astorga
La Asturica Augusta de los romanos fue siempre un importante nudo de comunicaciones. En Astorga confluían dos vías de peregrinación: la ruta de la Plata y el Camino Francés, y partían otras dos, la del Foncebadón (que sigue Aymeric) y la del puerto del Manzanal. Después de Burgos fue la ciudad que contó con mayor número de hospitales: se documentan 22. Entre su legado monumental destacan a catedral gótica y el singular Palacio Episcopal obra de Gaudí.

Rabanal de Camino
Antes de llegar a Rabanal, a la izquierda de la ruta, hay un enorme roble que, como otros árboles sagrados, ha sido admirado y venerado por peregrinos y protectores del Camino de Santiago. Muy cerca se instaló una de las fundaciones más importantes del Temple.

Cruz de Ferro
No es una catedral; ni un palacio; ni una iglesia. Es una simple cruz de hierro oxidado clavada en un tronco de madera que se erige sobre un montículo formado por las piedras que han ido depositando los peregrinos a su paso y que se ha convertido en uno de los símbolos de la ruta jacobea. En sus comienzos era un mojón que marcaba los límites entre la Maragatería y el Bierzo. El rito exige recoger la piedra bastante antes.

Ponferrada
Ponferrada se convirtió en el siglo XI en un paso importante de la peregrinación. Con el fin de facilitar el paso de los peregrinos, en 1082 el obispo Osmundo, prelado de Astorga, mandó construir un puente sobre el Sil con barandillas de hierro (ponsferrata), origen del nombre de la ciudad. En 1178 la Orden del Temple construyó un magnífico castillo que se conserva muy bien La Orden fue expulsada en 1312. En 1498 los Reyes Católicos, también ellos peregrinos, fundaron el hospital de Santa Ana o de la Reina, aún en pie.

Villafranca del Bierzo
Al lado del Camino se encuentra la sencilla iglesia de Santiago con el Pórtico del Perdón. Allí, los peregrinos que no pueden llegar a Santiago reciben de igual manera el jubileo. Muy cerca vive uno de los personajes más carismáticos del Camino: Jato, hospitalero del albergue, recuperador de la ruta junto con el cura Valiñas, curandero… un personaje.

Imagen que desgraciadamente no se volverá a repetir

O Cebreiro
El templo de Santa María de O Cebreiro, del siglo IX, es de los más antiguos de la ruta. En el interior, dentro de una urna hay un cáliz del siglo XII protagonista de un milagro: el vino y la hostia manejada por un fraile sin fe se convirtió en sangre y carne real. Impresionada por el milagro, la reina Isabel la Católica en peregrinación, donó un relicario de plata. Wagner se inspiró en este milagro para componer su ópera Parsifal.

Triacastela
Mientras se construía la catedral de Santiago, al pasar por Triacastela los peregrinos cogían un trozo de roca de cal y la llevaban hasta los hornos de Castañeda, donde se extraía la cal que luego se utilizaba para la argamasa de la Catedral.

Samos
Los visigodos conocían el lugar como Sámanos (espacio donde viven personas religiosas en comunidad). Su fundación data del siglo VI, por lo que se trata del más antiguo de todo el occidente cristiano. En 1558 sufrió un gran incendio y tuvo que ser reconstruido. De las construcciones originales sólo se conserva una puerta de la antigua iglesia, la capilla del Salvador, una columna y un fragmento de una placa de mármol del siglo IX. Posee dos claustros, el Grande (siglo XVII) es el mayor de España. El Pequeño o de las Nereidas es de estilo gótico tardío. Su hospital se convirtió en lugar de entierro de los peregrinos que fallecían en el camino a su paso por Lugo.

Portomarín
De este estratégico enclave hablan dos crónicas de los siglos IX y X que lo denominan Locum Portomarini. Lo formaban dos barrios unidos por un puente romano sobre el río Miño que era el último gran puente que tenían que atravesar los peregrinos antes de Santiago. El primitivo pueblo fue inundado en el año 1962 por el embalse de Belesar, pero se desmontaron y trasladaron piedra a piedra a su emplazamiento actual algunos monumentos como la iglesia de San Pedro, y la sorprendente iglesia fortaleza de San Nicolás en cuya puerta principal pueden verse veinticuatro ancianos que componen una orquesta medieval.


……quizás lo menos importante….

Palas Do Rey
Cerca de Palas do Rey se encuentran dos lugares poco visitados por los peregrinos actuales, pues requieren un pequeño desvío, pero de gran tradición en la ruta jacobea durante siglos. Uno es Vilar de Donas, un bello monasterio que fue sede durante un tiempo de la Orden de Santiago y también su cementerio oficial. El otro es el castillo de Pambre que sorprende al viajero emergiendo entre colinas de eucaliptos, viveros y prados. Es la única fortaleza de este tipo que se conserva en Galicia. Un poco antes de llegar a Palas, a la izquierda del Camino, hay un crucero junto a un retorcido roble centenario. Hay que «leer» las esculturas del monumento y pasear por este lugar de culto y ritual. La calavera y la serpiente y el Cristo coronado. Sagrado y profano frente a frente.

Crucero de Melide
En la ciudad, situada en una comarca de importancia arqueológica, confluía con el Camino Francés la ruta que venía de Oviedo (Camino Primitivo). Conserva dos templos románicos: San Pedro, del que sólo se conserva su portada, y Santa María, a las afueras del pueblo. Cerca de San Pedro se alza un crucero del siglo XI que es considerado el más antiguo de Galicia.

Río Lavacolla
Al pasar por este río los peregrinos hacían un alto para lavarse antes de entrar en la ciudad. Es el Lavamentula del Codex Calixtinus, que se asociaba a un rito de purificación. Pero otros mantienen que el nombre le viene de un juego de palabras que hace referencia a que los peregrinos sólo se lavaban los genitales.

Monxoi
O Monte do Gozo. Desde aquí se observa por primera vez la ciudad de Santiago y es otro de los lugares emblemáticos del Camino. Debe su nombre tanto a la felicidad que provoca la visión de la urbe como a la palabra montjoies, pequeños mojones de piedra (milladoiros en gallego) que trasladaron hasta esta tierra los peregrinos franceses. No podía faltar un milagro: el propio Apóstol condujo hasta aquí a un peregrino que había quedado enfermo en algún lugar de León.

La peregrinación se ha cumplido


Santiago de Compostela
El final del Camino. La meta que durante siglos han deseado centenares de miles de hombres y mujeres de todo el mundo por motivos religiosos, culturales o, simplemente, deportivos. Sólo resta cumplir con el rito; sin él, sea cual sea el motivo de la peregrinación, ésta quedaría incompleta: hundir los dedos de una mano en la huellas de la columna de mármol que sostiene la imagen de Santiago en el Pórtico de la Gloria; golpear la cabeza al santo dos croques (la imagen genuflexa del Maestro Mateo, el escultor del Pórtico) para obtener algo de su ciencia y abrazar la imagen del Apóstol.

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